miércoles, 23 de noviembre de 2011

Las nuevas herramientas para enfrentar las emergencias agrícolas

Los agricultores tienen fórmulas para prevenir y superar los efectos del mal clima o las enfermedades. Con ellas se anticipan cambios en el trabajo agropecuario.

Heladas en el valle de Elqui, nevazones en Olmué y tizón de la papa en Carahue. Lo último en Coquimbo, donde en algunas microcuencas, el 10 de julio el termómetro llegó a marcar –6,4.o C. Son tales los estragos de las heladas del último mes en la región, que el ministro de Agricultura está estudiando si la declara "zona de emergencia agrícola". Según la información que maneja el ministerio, se ha cuantificado a unos 2.300 predios siniestrados, especialmente en las comunas de Monte Patria, Ovalle, Coquimbo, Punitaqui, La Serena y Canela.

El muestrario de catástrofes agrícolas del 2007 es numeroso.

De hecho, en el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) estiman que este año sus asistencias a campesinos en situaciones de emergencia rondará los $ 3.500 millones, un 75% más que el año anterior.

Y como es tradicional en estos casos, apareció la televisión mostrando a de-sesperados agricultores lamentando la pérdida de su medio de subsistencia.

"Nada nuevo bajo el sol" diría un productor con años de circo en el agro. No por nada, en la cultura agropecuaria chilena la pérdida parcial o total de la producción se asumió usualmente como una característica más del negocio y frente al que sólo quedaba encogerse de hombros.

Bueno, por lo menos hasta hace poco.

Los seguros si funcionan

"En las últimas semanas hemos tenido 81 siniestros denunciados en relación con eventos climáticos. Varios de esos seguros ya están en proceso de liquidación. Además, en este período muchos productores, especialmente los de uva, nos han consultado para contratar pólizas", afirma Juan José Romero, subgerente de la división agropecuaria de Aseguradora Magallanes.

La razón de ese cambio está en que hace un mes comenzó a operar un programa de subsidio fiscal equivalente hasta un 80% de la compra de seguros para la producción vitícola para pequeños productores. Un instrumento similar ya existía para los cultivos anuales.

Aunque sin la estridencia de las noticias sobre las catástrofes climáticas, el creciente uso de seguros es uno de los cambios mayores que está experimentando el negocio agrícola en los últimos años.

El nuevo estilo de gestión asume un manejo proactivo de los riesgos, tanto para reducirlos, como para amortiguar el efecto de los desastres.

Una evolución fuertemente apoyada por el Estado.

"Pasamos de asumir las emergencias como un tema meramente asistencial a mirarlo como un factor de fomento productivo. Lo que buscamos es crear las condiciones previas para afrontar de mejor forma los problemas climáticos o sanitarios. De hecho, en la actualidad no se aprueba ningún proyecto si no se considera en su plan de negocios cómo manejar ese riesgo", afirma Hernán Rojas, director nacional del Indap.

Cambio de mentalidad

Aunque en último tiempo se ha producido un cambio en la forma de asumir el riesgo en el agro, todavía hay trecho muy grande entre nuestro país y las naciones desarrolladas.

En Europa y Norteamérica, el uso de seguros agrícolas lleva casi medio siglo. Para el caso de Estados Unidos se estima que el 50% de los productores tiene por lo menos uno. Mientras tanto, esa cifra en Chile ronda el 1%.

El gran problema a superar es el prejuicio de que invertir en prevención es caro y adiciona una complicación a la gestión agrícola.

La alternativa tecnológica

Y eso no ocurre sólo respecto a las pólizas, sino que al uso de tecnología.

"Existen muchas herramientas en la agricultura de precisión que pueden ayudar a los productores. Hablamos de elementos como análisis de series históricas sobre el clima de una zona específica, hasta el uso de aparatos que alertan sobre la caída de una helada", afirma Rodrigo Ortega, académico de la U. Federico Santa María y socio de la consultora NeoAg.

Ortega señala que el costo de un sistema que monitorea el clima y envía informes vía celular a los productores cuesta cerca de $640 mil. La gracia es que una estación puede servir para una decena de productores, los que pueden dividir la inversión. A ello hay que agregar $100 por llamada.

Claramente, un costo mínimo frente a la posibilidad de perder buena parte de la producción.

En el caso de los seguros agrícolas, Juan José Romero reconoce que si bien es un instrumento más complicado que otras pólizas, se ha trabajado bastante para simplificarlas y adaptarlas al mercado chileno.

"Soy bastante optimista. El uso está creciendo y cuando los agricultores vean que su vecino recibió dinero y así logró salir adelante frente a una crisis grave, se va a producir un salto en la contratación de seguros agrícolas", afirma Romero.

Una mirada similar tiene Hernán Rojas. Para el director del Indap la masificación de herramientas tecnológicas y financieras y su promoción por parte del Estado posibilitará una nueva mirada a las emergencias agrícolas en el agro chileno.

"El beneficio de la estabilidad en los ingresos será muy atractivo", afirma Rojas.

Pedirán plata

Mañana martes podría asomar una luz de esperanza para los miles de agricultores de la IV y V Región que perdieron sus cultivos por las intensas heladas que cayeron hace dos semanas. El ministro de Agricultura, Álvaro Rojas, acompañado por el director de Indap, Hernán Rojas, visitarán La Moneda para reunirse con el ministro del Interior, Belisario Velasco. Los Rojas pedirán recursos extraordinarios y el compromiso de otros ministerios para enfrentar la crisis agrícola.

Alza del precio de las verduras:
La cara visible de la crisis

Comer verduras y ensaladas este año será un lujo que afectará directamente el bolsillo de los consumidores chilenos, así como también los ingresos de productores y comerciantes agrícolas. Los costos de las heladas que cayeron este mes desde la IV Región al sur, y que destruyeron plantaciones hortaliceras, comienzan a traspasarse al consumidor. Los precios altos podrían extenderse, para algunos productos, hasta finalizada la primavera.

Las hortalizas de hoja, como lechugas, acelgas, repollo y espinacas, así como los cultivos de invierno, entre los que están el brócoli, apio y coliflor, sufrieron retrasos en su crecimiento debido al frío. Pero según Alejandro Cifuentes, presidente del Comité de Hortalizas de Chile (Hortach), esto debiera normalizarse en octubre y noviembre, por la mejora climática y por la renovación de las plantaciones.

No sucede lo mismo con pepinos, tomates, pimientos, alcachofas y papas, donde los cultivos derechamente se quemaron. Sólo queda esperar una nueva temporada de siembra, esta primavera, para cosechar entre enero y febrero.

Hasta el momento la oferta de papas se ha mantenido estable, debido a que se está comercializando el producto sureño y de la zona central que estaba en guarda.

El problema será en septiembre, ya que el abastecedor principal, La Serena, fue uno de los más afectados por las heladas. "En septiembre no va a haber de dónde sacar papas", asegura Gonzalo Bravo, administrador del mercado mayorista de Lo Valledor. Aunque hay rumores de que podría estar llegando papa, por barco desde Perú, la posibilidad de importarla desde Argentina o Uruguay no es viable debido a que esos países están sufriendo los mismos estragos, según constató Bravo en un viaje por el Cono Sur.

La cebolla, en tanto, está viviendo una situación muy particular. A las pérdidas por las heladas se suman otras variables que están disparando su precio. El mercado interno ha estado desabastecido debido a que este año se exportó 73% más que en la temporada anterior por una gran escasez del producto a nivel mundial. Por lo mismo, no es viable importar. A esto se suma que este año no se plantó tanta porque el precio del año pasado estuvo bajo. Sin embargo, las cosas podrían cambiar el próximo año, ya que hay mucho almácigo preparado.

"Si se exporta lo suficiente, se va a regular el precio, si no el próximo año va a haber mucha cebolla barata", dice Bravo.

En cuanto al tomate, hoy el mercado está abastecido por la producción ariqueña que no ha tenido problemas. Sin embargo, las heladas destruyeron las producciones de Copiapó y Ovalle que se comercializan en noviembre y diciembre. Para esos meses el tomate va a escasear. Los agricultores de esta zona deberán reiniciar la temporada con nuevas plantaciones, lo que implica mayor inversión y un retraso en su salida al mercado.

Efectos sobre la fruta

Según Asoex, las frutas más afectadas por las heladas de julio son los cítricos, especialmente las naranjas, que en algunas zonas muestran mermas del 50%. Los daños han obligado a los productores a descartar parte del producto para la exportación. En cuanto a las clementinas, son menos relevantes, ya que afectaron a las variedades más tardías. En las paltas, el Comité de Palta está realizando una investigación, cuyos resultados los tendrá el 8 de agosto.

¿Especuladores?

El ministro de Agricultura, Álvaro Rojas, ha señalado que parte del alza de los precios se debe a la especulación de los comerciantes que se estarían aprovechando de la coyuntura para aumentar desmedidamente los precios. Sin embargo, el presidente de Hortach desmiente que exista especulación. "Lo del ministro lo entiendo como un llamado a buscar la economía cuando las cosas están caras, pero no hay especulación. Las hortalizas son muy sensibles a la oferta y demanda. Si llega un camión más de un producto, su precio cae en el mismo instante", explica Cifuentes.

Gonzalo Bravo, en tanto, asegura que en los únicos productos donde se podría especular son los que resisten la guarda, como el caso de papas y cebollas. "Pero para guardar hay que tener espaldas financieras", indica. Lo que, asegura, no es la tónica del momento entre los comerciantes.

 

miércoles, 19 de octubre de 2011

Herramientas agricolas modernas

Agricultura en Baja California

Mapa de Agricultura y Vegetación

Mapa de cobertura vegetal En la Subprovincia de las Sierras de Baja California, se lleva a cabo tanto agricultura de riego como de temporal, los cultivos producidos -anuales y perennes- se destinan básicamente al comercio regional, nacional y exterior. Se cultiva haba, sandía, melón, lechuga, repollo, membrillo, limón, nogal y almendro, entre otros.
En lo que a vegetación corresponde, se observa un notable predominio de diversos matorrales que cubren alrededor del 95% de su extensión. De estos tipos de vegetación dominados por las formas arbustivas, el más importante en términos de cobertura es el denominado chaparral. También es posible encontrar bosques de pino y táscate.
La Subprovincia de la Sierra de la Giganta, está cubierta en un 90% por matorral sarcocaule; la vegetación presenta algunas eminencias de cirio; así como elementos aislados de datilillo y mezquite.
El matorral sarcocrasicaule se encuentra también en la zona, distribuido de manera aislada y cubriendo aproximadamente 10% de ella, con elementos de torote prieto y pitaya.Actualmente, no existen informes de terrenos dedicados a labores agrícolas en esta subprovincia.
En la Discontinuidad Fisiográfica del Desierto de San Sebastián Vizcaíno, la agricultura que se efectúa es de riego con labranza mecanizada, para ello se emplean fertilizantes y pesticidas, ya que por razones obvias el clima no es propicio para la realización de ningún otro tipo de agricultura. Las técnicas de riego utilizadas son de aspersión, gravedad y goteo; este último se utiliza sobre todo en el cultivo de la vid. Los cultivos principales son en general de ciclos anuales y perennes.
Por su condición desértico y su abundancia en terrenos salinos o inestables, la vegetación en esta zona es casi nula. Sin embargo, dos tipos de vegetación natural dominan el área, la vegetación desértica (gobernadora) que se presenta en manchones con una altitud promedio de 200 m y el matorral crasirrosulifolio con una distribución continua en la zona. Otros tipos de vegetación que sobresalen en la zona, son la vegetación de dunas costeras, con elementos muy aislados de yuca y el matorral desértico rosetófilo con elementos aislados de copalquín.
En la Subprovincia del Desierto de Altar se realizan fundamentalmente actividades agrícolas de riego, aunque existen pequeñas áreas de temporal. Se obtienen rendimientos medios o altos de los principales cultivos, por lo que la producción se destina en orden de importancia al comercio nacional, internacional, regional y al autoconsumo.
Se presentan tipos de vegetación natural característicos de las zonas áridas y en particular de los desiertos arenosos. El matorral desértico micrófilo se presenta en forma continua y puede tener fisonomía de matorral subinerme o inerme. De acuerdo a la altura de sus componentes se puede dividir en cuatro estratos: el arbustivo más alto representado por ocotillo y mezquite; el arbustivo medio, por gobernadora; el arbustivo bajo por magueyes, gobernadora y nopales; y el herbáceo por pastos, hierba espasmo o yerba del burro y biznaga. También se encuentra la vegetación de desierto arenoso, constituida fundamentalmente por cactáceas, aunque también se encuentran algunos elementos como el palo verde, el cual se ha adaptado a las condiciones ambientales del desierto.
Otros tipos de vegetación que se encuentran en esta subprovincia, pero en áreas muy reducidas, son la vegetación halofila, las de dunas costeras y el matorral sarcocaule.

lunes, 17 de octubre de 2011

Agricultura Orgánica

La agricultura orgánica es un sistema de producción que mediante el manejo racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química, brinde alimentos sanos y abundantes, mantenga o incremente la fertilidad del suelo y la diversidad biológica. Es el resultado de la acción individual de agricultores apoyada por los movimientos ecologistas (Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica-IFOAM), frente a riesgos inherentes al uso excesivo o al mal uso, en cuanto al momento y forma de aplicación, de los productos químicos, para convertirse en una nueva concepción de producción de alimentos.
En nuestro país existe una asociación que agrupa a todos aquéllos vinculados con este tipo de producción (Movimiento Argentino para la Producción Orgánica-MAPO) y toda una estructura legal de fiscalización, cuya normativa para la producción de alimentos orgánicos enfatiza el empleo de técnicas relacionadas con el reciclaje de materiales orgánicos para mejorar la fertilidad del suelo y el control biológico de plagas y enfermedades y el uso de semillas provenientes de sistemas de producción orgánica.
Frente al sostenido crecimiento de la demanda mundial de productos de origen orgánico (cereales, papas, hortalizas, frutas, carne, leche, etc.), existen en el territorio nacional grandes posibilidades para este tipo de producción, dado que el nivel de uso de los agroquímicos no ha alcanzado valores críticos de contaminación.
Un ejemplo es la producción de leche orgánica. Para ser calificada como tal, deben cumplirse una serie de normas, entre las cuales se señalan:
  1. El grueso del forraje empleado debe ser producido ecológicamente, vale decir, sin el empleo de fertilizantes artificiales o de cualquier otra sustancia.
  2. En la formulación de alimentos balanceados, está prohibido el empleo de antibióticos, aminoácidos sintéticos y hormonas estimulantes del crecimiento.
  3. En los meses de verano el ganado debe pastar, y en la temporada invernal, debe tener acceso a corrales abiertos y cama de paja.
  4. Se permite el uso de medicamentos veterinarios, pero se requiere, después del tratamiento, un período doble del normal para proceder al ordeñe para el consumo.
  5. Para la fertilización de los cultivos forrajeros o de cualquier otro cultivo que se destine a la alimentación animal, se deberá recurrir a fertilizantes orgánicos, principalmente estiércol, con un volumen máximo permitido por unidad de superficie.
La agricultura orgánica y sus reglamentaciones exigen criterios de calidad que involucran también el tipo de envase empleado para los productos comerciales de agricultura, evitando aquellos que puedan presentar algún grado de toxicidad (Ej. envases plásticos)
En nuestro país la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación por Resolución N° 423 del año 1992 reglamenta y regula las actividades vinculadas a la agricultura

Agricultura en el desierto




Cultivar en el desierto puede parecer anecdótico, pero no lo es. Más de la mitad de las tierras cultivables del planeta son áridas o viven bajo la amenaza de la sequía. En los próximos años, podría ser incluso peor: el cambio climático provoca la reducción de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas globales. La agricultura en el desierto proporciona alimentos a millones de habitantes y la recuperación de espacios naturales. Países como Somalia, Etiopía, Níger, Egipto, Israel o Chile demuestran que la innovación y el uso de técnicas sencillas hacen posible el cultivo de diversas especies. 
 
cultivo de diversas especies.
Las ventajas ecológicas y sociales de aprovechar zonas desérticas para su uso agrícola son diversas: los suelos se vuelven más fértiles y se reduce la erosión, un problema ecológico que ha aumentado en los últimos años; se mitigan los efectos del calentamiento global; los habitantes de estas zonas logran un recurso alimentario y económico que mejora sus condiciones de vida, en especial de los más desfavorecidos, y evita el éxodo rural a las grandes ciudades.
Masanobu Fukuoka, uno de los pioneros de la agricultura sostenible, emprendió hace unas décadas un sistema de cultivo que ha recuperado regiones áridas de Somalia y Etiopía. Según este experto, el desierto puede ofrecer los recursos necesarios si se siguen unos métodos naturales sencillos. Fukuoka asegura que si los países ricos quisieran ayudar a los subdesarrollados no les deberían enviar alimentos, sino semillas para que sus habitantes tuvieran sus propios cultivos.
Vegetación de México

La vegetación de nuestro país es sumamente heterogénea. El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) utiliza un sistema de clasificación jerárquica que considera en su nivel más alto las formaciones que son categorías vegetales caracterizadas principalmente por rasgos fisonómicos y ecológicos (e.g., bosque, selva, matorral, etc.), dentro de las cuales se incluyen los tipos de comunidad que se definen por sus rasgos fisonómicos, ecológicos y florísticos (e. g., chaparral, rosetófilo, sarcocaule, mesófilo de montaña, etc.) y los tipos de vegetación que combinan el nombre de la formación y el tipo de comunidad (e. g., bosque mesófilo de montaña, matorral sarcocaule, etc.). Los tipos más ampliamente distribuidos en el país son los siguientes (Mapa a):
Bosque de coníferas. Vegetación dominada por árboles perennifolios del grupo de las coníferas, entre las que se cuentan pinos (Pinus) y oyameles (Abies) como los más ampliamente distribuidos, si bien también hay otros géneros importantes como los pinabetes (Pseudotsuga), los enebros (Juniperus) y los cedros (Cupressus). Generalmente se presentan en climas templados y fríos de las partes altas de las cordilleras. Las coníferas, en especial los pinos, constituyen los árboles más intensamente explotados en el país con fines industriales. En algunos casos este tipo de vegetación se ve favorecida por el disturbio antropogénico como los desmontes o incendios.

Bosque de encinos.
Vegetación dominada por árboles de hoja ancha principalmente encinos (Quercus), la mayoría caducifolios, Frecuentemente se les llama también bosques de latifoliadas. Se les encuentra sobre todo en climas templados en las montañas, frecuentemente por debajo del piso altitudinal de las coníferas, aunque en ocasiones pueden desarrollarse en sitios francamente cálidos. Se les aprovecha especialmente para producir carbón y criar ganado. Estas actividades en general resultan en la degradación de la vegetación e incluso en su desaparición. Debido a que los suelos de los encinares son frecuentemente muy fértiles, las actividades agrícolas son comunes en ellos.

Bosque de coníferas y de latifoliadas (encinos). En algunas zonas coexisten los dos grupos de árboles formando bosques mixtos. Frecuentemente esta coexistencia es favorecida por las actividades humanas. La explotación de estos bosques es similar a la de los bosques de pino o encino.

Bosque mesófilo de montaña.
Vegetación que se caracteriza por una densa cubierta de árboles donde coexisten numerosos géneros, como Liquidambar, Magnolia, Juglans, Ostrya, Clethra, Podocarpus, Turpinia, Oreopanax y muchos más. A menudo también hay pinos y encinos. Una de sus características más importantes son las afinidades templada y tropical de las especies del dosel y sotobosque respectivamente. Esta vegetación se desarrolla en altitudes donde se forman bancos de niebla. El bosque es exuberante, con gran cantidad de helechos y lianas, así como de plantas que crecen sobre los árboles. Una porción importante de la flora del bosque mesófilo es endémica. Superficies importantes de este bosque se han desmontado para establecer cultivos, y en varias regiones se siembra café bajo la copa de los árboles.

Selva perennifolia y subperennifolia. Vegetación dominada por árboles de muchas especies, en climas lluviosos y cálidos. La copa puede rebasar los 40 metros de altura y conserva una parte importante de su follaje durante el año. Según la altura del dosel se dividen en selvas altas (vegetación arborea de más de 30 metros), medianas (entre 20 y 30 metros) y bajas (frecuentemente entre 4 y 15 metros de altura del dosel). Bajo los árboles más altos hay varios estratos de vegetación de diferentes estaturas. Es una de las comunidades biológicas más diversas del mundo. Grandes áreas de este tipo de selvas han sido transformadas en pastizales para la ganadería o están sujetas a diferentes formas de agricultura. La explotación de algunas especies de alto valor comercial, como la caoba (Swietenia) o el cedro rojo (Cedrella) y de varios productos forestales no maderables, es común dentro de estas selvas.

Selva caducifolia y subcaducifolia.
Vegetación dominada por árboles de diferentes especies de hoja caduca, que se desarrolla en ambientes cálidos con diferencias muy marcadas entre las temporadas de lluvias y de secas. De manera semejante a las selvas perennifolias se dividen en medianas y bajas en función de la altura de la vegetación arborea dominante. El dosel rara vez rebasa los 15 metros de altura, aunque en algunos casos llega a los 30 metros.

La condición de subcaducifolia o caducifolia depende de la proporción de árboles que pierden el follaje en la temporada seca. Muchos de los árboles almacenan agua en sus tallos, como es el caso de los copales (Bursera), pochotes (Ceiba) y de varias cactáceas columnares. Esta vegetación frecuentemente está sujeta a la agricultura de roza, tumba y quema y a la ganadería extensiva. Estas actividades la degradan fuertemente, por lo que puede ser uno de los ecosistemas tropicales más amenazados del mundo.

Mezquital. Vegetación dominada por árboles espinosos, principalmente mezquites (Prosopis). Se le encuentra en climas más bien áridos. Estos árboles permanecen verdes durante la temporada seca, ya que emplean las aguas subterráneas mediante sus largas raíces. Por esta razón crecen en suelos profundos y planos, lo que ha resultado en una fuerte destrucción de su hábitat, muy apto para la agricultura. Otros mezquitales están sujetos a una fuerte presión ganadera.

Matorral xerófilo. En esta categoría están incluidos un conjunto grande de tipos de vegetación (matorrales rosetófilos, sarcocaules, crasicaules, etc.). Vegetación dominada por arbustos, típica de las zonas áridas y semiáridas (de ahí el nombre xerófilo). Se trata del tipo de vegetación más extenso en México. El número de endemismos en estas zonas es sumamente elevado. Debido a la escasez de agua y a que los suelos son pobres y someros, la agricultura se practica en pequeña escala, salvo donde hay posibilidades de riego. Por el contrario, la ganadería está sumamente extendida, y zonas muy grandes de matorral xerófilo están sobrepastoreadas.

Pastizal. Vegetación dominada por herbáceas, principalmente gramíneas (pastos, zacates o graminoides). Se le encuentra en cualquier clima, pero principalmente en las regiones semiáridas del norte y en las partes más altas de las montañas (por arriba de los 4 000 metros). Casi todos los pastizales de nuestro país se emplean para la producción ganadera, casi siempre con una intensidad excesiva. Otros pastizales fueron bosques o matorrales, y la acción del ganado y el fuego los mantienen en esta forma alterada. A éstos se les conoce como pastizales inducidos.

De la superficie remanente de estos tipos de vegetación en el año 2002, el matorral xerófilo era el más abundante, y el mezquital y el bosque mesófilo de montaña los más escasos (Figura a).
Otros tipos de vegetación como los manglares, popales, tulares, palmares, vegetación de petén y chaparrales se encuentran ocupando superficies mucho menores y están relacionados a condiciones climáticas, edáficas o hidrológicas muy particulares.

viernes, 14 de octubre de 2011

AGRICULTURA MEXICANA
La agricultura es la actividad humana que más estrecha relación tiene con el medio ambiente y con la sobrevivencia del hombre en el planeta, pues debe atender la demanda de alimentos provocada por la explosión demográfica y la inequidad social. Asimismo, se ha convertido en una causa significativa del deterioro, la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales.
Efectivamente, para nuestro país, de acuerdo con lo expresado recientemente por Gabriel Quadri, “México ocupa uno de los primeros lugares en el mundo en deforestación.
La destrucción de bosques y selvas tiene como causa primordial a las actividades agropecuarias que cada año eliminan entre 400 mil y un millón de hectáreas de ecosistemas forestales. Recordemos que la agricultura consume cerca del 80% del agua disponible en el país, y que desperdicia casi las dos terceras partes”.
Estos datos hacen evidente la urgencia de respuestas efectivas al doble reto de aumentar la productividad al tiempo de alcanzar un manejo ambientalmente adecuado de los recursos. El cumplimiento de las funciones que el sector agropecuario puede jugar en el desarrollo económico de México, radica en enfrentar simultáneamente los objetivos de rentabilidad, productividad, competitividad, equidad y sustentabilidad. Este reto exige pensar en formas alternativas de hacer agricultura, si es que se desea promover un crecimiento agropecuario sustentable, pues la atención a los problemas del campo es urgente y fundamental para la viabilidad del país.
En nuestro país, se ha venido incrementando la producción del café, algodón, tomate, plátano, piña y otros productos que integran una cantidad apreciable de las exportaciones nacionales dando una cantidad apreciable de entrada de divisas.
La agricultura mexicana abarca numerosos productos, que constituyen el grueso de la alimentación popular y por otro sirven en forma sustancial a la exportación que aporta grandes ingresos en divisas.
En las últimas fechas, más de la mitad de todas las tierras fueron sembradas con maíz.
El trigo es básico de los habitantes del norte, centro y noroeste del país.
El frijol, el chile y la papa, son productos de mucha importancia para el consumo interno.
Agricultura
Agricultura: Es la labranza o cultivo de la tierra. Ciencia y arte de cultivar la tierra; para su estudio se divide en varias ramas: la agrología, que estudia el suelo y las maneras de mejorar su productividad; la economía agrícola, que estudia los cultivos más convenientes de acuerdo con el terreno, el clima y otros factores naturales, y la selección de especies y variedades más resistentes y productivas; la agrotecnia, que estudia los métodos de siembra, riego, injerto, cultivo y recolección; y la fitopatología, que estudia la prevención o curación de enfermedades de las plantas. El sector agropecuario es el más importante de México y encabeza sus exportaciones. En 1994 el 7.4 por ciento de la producto bruto (PIB) procedía de la agricultura. Sin embargo, el retraso en la incorporación de nuevas tecnologías de la siembra, cultivo y recolección ocasionaron un relativo estancamiento México no presenta niveles uniformes de desarrollo agropecuario .las zonas productivas no dan abasto a la demanda interna del país, auque favorecen las exportaciones.
En el territorio nacional , los diez principales cultivos son : arroz palay , fríjol , maíz en grano , trigo, ajonjolí , cartamo ,algodón en semilla , soya , cebada y sorgo en grano. otros cultivos importantes son :aguacate , fresas ,fríjol de soya ,limones, mangos , manzanas , melones , naranjas , nueces , piñas, plátanos y uvas. Casi todos ellos están asociados a la fertilidad de la sierra madre occidental.
En el pasado la agricultura en México se caracterizó por usar una tecnología empírica y poco productiva, la del presente se caracteriza por el uso de dos tecnologías: la de los pobres y la de los ricos. La primera es la misma del pasado, algo degenerada y empleada en las áreas de temporal. La segunda es una tecnología importada de Estados Unidos, cara, derrochadora de energía y desplazadora de mano de obra, ha empobrecido a muchos y no siempre ha enriquecido a sus usuarios, ya que son frecuentes los negocios agrícolas que van a la quiebra.
Para corregir lo anterior, la agricultura del futuro deberá tener una sólida base social y científica. Por lo social, deberá ser creadora de empleos y permitir la competencia entre los empresarios agrícolas, pero limitando el área de las fincas y protegiendo el desarrollo de tecnologías de baja inversión, además deberá ser asimilable al medio social de la región. En cuanto a la limitación del área de las fincas, se deberá impedir tanto el minifundio como el latifundio. El minifundio por ser económica y socialmente improductivo, el latifundio por ser causa de fuertes desequilibrios sociales. Sobre la crítica que hago al minifundio, sobran evidencias de parcelas ejidales que no llegan a ser un cuarto de hectárea en la agricultura del presente. En la agricultura del pasado el problema fue el latifundio